viernes, 2 de octubre de 2009

Y volver, volver, volver...

Decir que tenía abandonado este pequeño rincón de mí misma, sería demasiado obvio teniendo en cuenta el tiempo que hace que no le dedico unos minutos y unas líneas. Sin ánimo de excusarme, soy muy consciente de mi culpabilidad en este asunto, lo cierto es que ciertas cadenas académicas han impedido que cogiera la pluma -aunque sea en forma de teclado y mouse- y me pusiera manos a la obra. Tras la liberación en forma de parto tesinal de mis obligaciones, vino la carrera burocrática para llegar a tiempo a la batalla gubernativa que intento librar, con la única esperanza de alcanzar mi victoria en forma de beca predoctoral. Puesto a todos en contexto, creo que ha llegado la hora de recuperar el tiempo perdido y entregarme, aunque sólo sea por unos minutos, a recomponer este pedacito de mi yo virtual. El problema es que después de tanto tiempo, creo que el silencio se ha hecho demasiado fuerte. El silencio que tanto nos incomoda unas veces, y tanto deseamos imponer otras.
Creo que lo más apropiado es dedicar unas líneas a todo aquello que ha ocupado mi vida y que hubiera sido digno de mención a lo largo de esta ausencia. Además de artículos, libros, durantes y mediantes, congresos, ha habido mucho de alternativo, friquismo y algo de turismo al más puro estilo jubilado al que le dedicaré una entrada independiente.
Me temo que será difícil situar la memorable y grandísima fiesta decimonónica en casa de un ángel argentino con aire exótico y aficionada a recoger las copas que en la Merçé la gente abandona desconsiderada por el embellecimiento del mundo que le han proporcionado. Una noche de lujo, apariencia, maquillaje, altanería y lo más importante y decoroso, dosis de absenta y rigurosos litros etílicos. Cuerpos artificiales y decadentes (mucho más a la mañana siguiente). Así como también será imposible situar un cumpleaños lleno de cosmopolitans y cerveza, primos de cumpleañeras y amigos que se duermen a la espera de una cena y que aún siguen dándonos temas de qué hablar.
Tampoco es fácil situar las despedidas. Los macumbos llegaron arrasaron y nos dejaron a nuestra suerte… será justicia divina o ¿se han vengado de nosotros por todo lo que les hicimos hace algo más de 500 años? Sea o no venganza, ha merecido la pena. No todo el mundo es capaz de cantar Pimpinela y Xuxa y provocar un recuerdo nostálgico. Sin duda, una raza superior imposible de olvidar. Grandes noches, interesantes charlas y muchísima complicidad, mezcla explosiva siempre condimentada con unos toques baquianos y un poco de humo. Ideal becarios y doctorandos. Abstenerse parejas.

La conclusión de todo este tiempo es que mi mundo se divide en dos. La vida diurna llena de todo lo que toma sentido gracias a las vidas nocturnas (puestas en plural a conciencia) repletas de todo y de nada pero que logran hacer del mundo un sitio mejor, al menos mientras lo solucionas con un par de cañas, unos cigarros y unos amigos con los que las risas no cesan a pesar de que se trate el futuro, el amor, el destino y la literatura. Desde luego, sin esto último, la literatura, ambas vidas no tendrían mucho sentido.

1 comentario:

  1. ¡Ya era hora de que volvieses! Habrá que buscar una excusa para volver a vestirnos decentemente. Desde que mi piel probó el sabor de los polvos de arroz ya no hay maquillaje que me satisfaga. Y recuerda, sobre todo, ilari lari eh, oh oh oh.

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