martes, 16 de febrero de 2010

"Olvidarme de que esta y cualquier ciudad está a veces tan triste como yo"

Aquí reproduzco el monólogo final de la película de Ramón Salazar, Piedras. En él no se desvela ningún dato relevante de la película que, aprovechando la ocasión, os recomiendo. En este enlace, encontraréis el monólogo extraído de la película, para aquellos que ya conozcan la película y les apetezca disfrutar de nuevo de él. Para los que no la hayan visto, visiten el enlace, pero no se queden sentados frente al ordenado viéndolo. Siéntense, cierren los ojos, disfruten de la voz y viajen a través de la música.

http://www.youtube.com/watch?v=7AhN2w7Xd3E&feature=related

Redescubrí esta película, guardada en el olvido de mi filmoteca adolescente, durante mi estancia en Salamanca y desde entonces cada palabra es un dardo directo a lo más íntimo. Después de la entrada dedicada al maestro Beser me ha costado mucho encontrar una excusa para volver a pasearme por este rincón. En este texto me reconozco en las sensaciones, en los sentimientos, en las emociones, en la vida, en la esperanza y la desesperación, en los sueños… Sólo algo más, ¡qué bien Salamanca, queridas, qué bien!

"Lisboa es rara. Es una ciudad en la que tengo recuerdos de cosas que no he vivido, pero eso me hace ir despacito, más tranquila, con dos dedos, torpe, pero acertando las letras que quiero dar. Estoy tranquila por fin, al menos no siento que me muero por dentro… Eso es bueno, ¿no?... Y tengo ganas, pequeñas, pero ganas de empezar otra vez, y olvidar que esta y cualquier ciudad está a veces tan triste como yo… y notar que estoy cambiando, aunque sólo sea un poco. Bueno, si es mucho, mejor.
¿Has visto que egoístas nos volvemos cuando estamos solos? Espero que tu novio el médico tenga cura para el egoísmo. ¿Tú crees que nos enamoramos sólo para no estar solos? Yo creo que me he enamorado de un chico, bueno de su cogote. Me encanta el cogote de un conductor de tranvía al que no conozco.

Espero que lo que tengas ahora sea lo que siempre soñaste tener. ¿Dónde irán los sueños cuando no los conseguimos?, porque a algún sitio tienen que ir, aunque creo que al final, los sueños no son más que una excusa, pero una excusa muy gorda. Son la excusa para vivir. Por eso, a veces, se convierten también en la mirada nostálgica de lo que nunca fuimos. Qué putada, Javier, asumir que nunca serás lo que siempre deseaste, ni esperarlo siquiera, ¡joder!
Deseo, deseo, deseo…
Quiero con todas mis fuerzas ser feliz y, con eso, hacer también un poquito felices a los que me rodean, eso es lo que siempre quise.
¡Ay, qué bien, qué bien Lisboa, Javier!"


domingo, 24 de enero de 2010

"El siglo pasado es el XIX"

"Rasgando las nieblas de un delirio" (Leopoldo Alas "Clarín", La Regenta, II).

En las últimas semanas y a pesar de mis vértigos (al parecer, he pasado de darle demasiadas vueltas a la cabeza en el sentido figurado al sentido literal) uno de los temas de conversación más recurrentes con mi hermana del alma ha sido la locura en general y la decimonónica en particular. Desde hace unas semanas cualquier excusa es buena para acabar haciendo una chapa-regalo que algún día no muy lejano llegará a nuestras respectivas solapas. Toda esa locura decimonónica, nuestra pasión por las histéricas todo tiene un origen. Hace algo más de dos años, iniciamos nuestro viaje hacia la locura y afortunadamente, no compramos el billete de vuelta.
Todo empezaba con nuestras clases de narrativa del siglo XIX. En ellas descubrimos que después del Siglo de Oro había vida, aunque en nuestra Facultad se encontraba herida casi de muerte. Con cada clase íbamos entrando más en ese mundo de apariencias, hastío, soledad, vidas interiores, pasiones, tríos amorosos, curas enamorados… y cada vez nos gustaban más los polisones y las mangas abullonadas y menos el wonderbra y el cuello mao. De la mano de la única persona que podría confundir Jules de Gualtier con Jean Paul Gualtier y seguir siendo adorada y temida por sus alumnos a partes iguales, léase, Montse Amores, fuimos adentrándonos sigilosamente por los entresijos “del siglo pasado” pasando del cuerpo, a la moda, de la moda al lenguaje y del lenguaje a la disección de nuestras envidiadas damas hasta llegar a la creación de chapas ya mencionada hace un instante. Y todo ello se lo debemos a alguien al que jamás conocimos, pero del que también hemos sido gozosas víctimas.
Ayer recibía como un mazazo la muerte del maestro Sergio Beser. En el mismo instante en que leí el correo electrónico que me informaba de la triste noticia, tenía entre las manos, Leopoldo Alas, crítico literario, obra del Maestro. Al leer el escueto mensaje, sentí un escalofrío. Por un lado, la casualidad era terrible; por otro, era imposible no pensar en toda esa gente que sufriría por su perdida. A partir de ese momento y tras preocuparme por esa gente, empecé a pensar en Sergio Beser mientras acariciaba el libro en el que aparecía su nombre, como si quisiera despedirme.
No tenía la suerte de conocerlo, jamás habíamos coincidido en un aula, sólo pude disfrutar de él en una ocasión en unas charlas en las que compartió mesa con el maestro Blecua, charlas en las que el público asistente no pudo parar de reír. A pesar de ello, al leer esas líneas no pude evitar sentir una enorme tristeza, como si una parte de mí hubiera compartido con él esa cercanía de la que todos me habían hablado, de su humanidad y generosidad que ha quedado heredada por su discípula, Montse Amores, de sus clases magistrales y de un buen whisky y un cigarro acompañado de loas y reproches a Ana Ozores. Formar parte de un Departamento como el nuestro y lograr sobrevivir en el recuerdo de todos con cariño y admiración es una labor heroica, os lo puedo asegurar. Si además consigues dejar recuerdos en un enorme número de alumnos y despertar el amor por la literatura decimonónica, entonces se trata de una hazaña casi sin precedentes en los tiempos que corren. Además de todo eso, logró convertirse en el mayor especialista de Clarín y La Regenta, recuperándola del olvido y entregándola a las masas filológicas con el mejor de los estudios que sobre ella se ha escrito nunca.







Hoy siento esa envidia sana por todos aquellos que sí tuvieron la suerte de aprender del Maestro, de tratarlo, de disfrutarlo, de ser partícipes de su sabiduría, no sólo en literatura, sino sobre la vida, pues al fin y al cabo, no es más que eso lo que nos proporciona el arte “un medio de comprender lo que nos rodea y de comprendernos a nosotros mismos”, así mismo lo decía el Maestro. Hoy a la vez, siento un agradecimiento extraño hacia alguien al que sólo disfruté en papel, como a los grandes escritores con sus obras. Nunca llegamos a cruzar una sola palabra, pero desde las novelas que tanto amaba, siempre existió una conexión entre nosotros, como si hubiera logrado mantener una interesante charla de bar, como las que sé que le gustaban, en mitad de un biblioteca repleta de estudiantes en época de exámenes o en las tardes de domingo cuando llueve y te dejas acompañar por el desfile humano que te ofrecen los libros.
Inició una cadena sin saberlo. Supo transmitir pasión por lo que hacía y eso mismo logró Montse con nosotros. Leyendo en la blogesfera algunas entradas dedicadas al Maestro y los comentarios de todos aquellos que lo conocieron, me siento afortunada por ser un engranaje más de esa cadena que inició. A la manera en que hacen los niños en esos experimentos del museo de la ciencia en que todos cogidos de la mano se pasan la energía eléctrica hasta que el último recibe la descarga, la pasión por las novelas del siglo XIX ha ido pasando de generación en generación. Algunos tuvisteis la suerte de ser un eslabón directo, otros como yo, tuvimos una gran maestra, digna heredera del morellano más ilustre. La descarga fue la misma. La misma pasión, el mismo efecto.
El Maestro se ha ido y allí donde van los grandes, hoy tienen una gran fiesta montada. Aquí, en mi biblioteca, el Maestro sigue en su sitio, junto a Clarín y Galdós, esperando que esa descarga vuelva a producirse y necesite de su sabiduría para reponerme de ella. Pero Maestro, puede estar tranquilo, su legado no corre peligro, deja grandes herederos, llenos de humanidad, de pasión y de humildad. Parece ser que son las claves del éxito decimonónico, diría más, pancrónico, aunque a veces eso, no se valore lo suficiente.


Gracias por todo, Maestro. Recuerde que le debo un whisky.
Por cierto, el Barça ha ganado, sé que era ferviente seguidor.
Que tenga un buen viaje.

jueves, 26 de noviembre de 2009

Eufemismo, ese gran descubrimiento.

“El eufemismo es la metáfora que estimula, sublima, eleva, ennoblece, aunque también puede utilizarse para disimular, ocultar, distorsionar. Detrás de las palabras elusivas se esboza a menudo cierta cobardía, un temor inconfesado a enfrentar y afrontar las duras realidades de la vida y de la sociedad”. [Creatividad Lingüística. Diccionario de eufemismo@, pág. 7)

Desde hace dos años he dedicado gran parte de mi esfuerzo y tiempo a la ardua tarea de cumplir con los requisitos burrocráticos que toda institución pública y académica me requieren. Además de volverme una neurótica, perder la fe y algo de pelo y recomendar un poquito de All-bran a todos los funcionarios que amablemente desayunan tres veces al día desarrollando así nuestra creatividad haciendo colas, he tenido tiempo para redescubrir un maravilloso mundo, EL EUFEMISMO.

Si bien es cierto que las apariencias y el decoro son tan decimonónicos como mi pseudónimo virtual, lo cierto es que lo único que nos faltaba era la llegada y afianzamiento del llamado “lenguaje políticamente correcto”, eufemismo que inaugura la serie y que puede definirse como: ‘te voy a joder igual y encima no te darás cuenta’. Gracias a este “nuevo” tipo de lenguaje uno puedo decir casi de todo haciendo creer al mundo que es un ser humano excepcional y educadísimo, ¿no os parece maravilloso? No existe mayor poder que dominar la lengua, pero aquellos que aún estén a tiempo, no elijan la filología, da muchas cosas, pero no de comer. Eso sí, tengan en cuenta, que quien domine el eufemismo, dominará el mundo y si no que se lo digan a los políticos.





Ellos (los eufemismos, por si alguna mente malévola/realista ha pensado en los políticos) acampan por nuestra vida sin apenas ser percibidos por el ojo u oído humano. Cada mañana cuando abrimos nuestro cartón de leche nos dejamos guiar por esa imagen que imita unas tijeras y sigue unos puntos suspensivos, como cuando éramos pequeños y hacíamos caligrafía. “Basta con seguir esos puntos”, piensas. Craso error. Esa imagen va acompañado de un gran mensaje, vital para sobrevivir a un nuevo día: “abre fácil”. Tú, confiado de la bondad y sinceridad de su autor, crees que es verdaderamente “fácil” y armándote de valor, te lanzas sin protección a ese gran reto: lograr abrir el cartón de leche. Lo intentas con la mano derecha, con la izquierda, con fuerza, con maña, y acabas por comprender que es de todo menos “abre fácil”. Así que optas por la única solución, coger unas tijeras y cortar, daño colateral de esa mentira mañanera disfrazada de útil ayuda. Sugerencia: intente la misma acción al otro lado, justo en esa esquina abandonada a su suerte y subordinada a la anteriormente citada. Comprobaréis que la “facilidad” es idéntica en ambos casos. Además, siguiendo las mismas instrucciones de uso se han creado otros muchos productos: latas de atún, paquetes de galletas, plásticos de CD y DVD, envases de embutidos… Todos ellos igual de eufemísticos y, en consecuencia, igual de peligrosos.

Otro campo inmensamente rico en eufemismos es el mundo académico. Del “fracaso escolar” pasamos al “éxito diferencial”, a pesar de que el alumno siga teniendo un cero; de las “broncas” a los “consejos” y “sugerencias”; de los “castigos” a las “enseñanzas inversas”… El alumno ya no tiene “deberes”, tiene “trabajo autónomo”; no son malos son “hiperactivos”; ya no se “insultan” y “pelean”, se hacen “bulling”; ya no hay “gordos” hay “obesos” y ya no hay “cuatro-ojos”, tienen “problemas de visión”. El profesor ya no “evalúa”, “sopesa”, no hay clases de “gimnasia” y “dibujo”, hay “educación física” y “visual y plástica”, ya no “aprueban” o “suspenden”, “progresan o no adecuadamente”. Así que cuando nuestros niños llegan a casa con caras largas y hablando de éxito diferencial, podemos deducir que no progresan adecuadamente, seguramente porque debido a su sobrepeso es víctima de bulling y es el centro de todas las miradas en educación física. Lo que antes era que el niño no ha saltado el potro en gimnasia porque está gordo y los compañeros se han reído de él y encima lo han cateado. Antes era la superación de los obstáculos, ahora es la ocultación de pruebas.

A pesar de todo esto, debo reconocer que a los lingüistas friquis como yo, estos eufemismos nos permiten echarnos unas risas. Aquí os dejo una lista de algunos de mis favoritos (he eludido los campos más jocosos para despertar la imaginación creativa del lector):

• Centro psiquiátrico -> Manicomio, loquero
• Crecimiento negativo -> Decrecimiento, Crisis, Pobreza
• Daños colaterales -> Víctimas civiles
• Reducción de plantilla / Regulación de empleo -> Despido masivo
• Ejecutivo de Ventas -> Vendedor de Puerta en Puerta
• Empleada Domestica, Asesora doméstica, Trabajadora de casa particular/ del hogar -> Nana, Criada, Chacha, Sirvienta
• Establecimiento penitenciario , unidad de internamiento -> Cárcel
• Étnico/a // Éxotico-> Cualquier cosa que no sea nacional.
• Interrupción del embarazo -> Aborto
• Intervención militar -> Guerra
• Material para adultos -> Pornografía
• Métodos de persuasión -> Tortura
• Movimiento táctico hacia la retaguardia -> Retirada / Derrota
• Pronunciamiento militar -> Golpe de Estado
• Tránsito Intestinal -> Cagar
• Cese temporal de la convivencia -> Divorcio // separación // cuernos
• Agresión verbal -> Insulto
• Muerte voluntaria -> Suicidio
• Discapacidad psíquica -> Locura
• Autoestimularse -> Drogarse
• Alteraciones perceptivas -> Alucinaciones
• Excepcionalidad -> Anormalidad
• Relaciones impropias -> Adulterio // cuernos
• Desaconsejar -> Prohibir
• Relevo -> Cese

A pesar de todo esto, a mí me sigue pareciendo mucho más creativo lo que hacía Galdós, ya son conocedores de mi pasión por su obra. A fin de cuentas, por muy novedoso que nos parezca llamar a alguien “feo” mediante cosas del tipo “belleza distraída”, “reto a lo desconocido” o “te faltan las gomillas para completar la careta” (más cruel si cabe que el término que intentamos maquillar), nadie podrá superar a mi amado don Benito, maestro de la ironía más refinada, eufemismo, por otro lado, de mala leche y gran sentido del humor. Para muestra un botón.
Disfrútenlo y recuerden: el mundo puede ser maravilloso, de ello sólo depende qué palabras utilicen para representarlo.

“Ya que hemos nombrado a la hermana del capellán [Marcelina Polo, hermana de Pedro Polo], conviene decir que esta señora, de más edad que don Pedro, era lo que en toda la amplitud de la palabra se llama una mujer fea. Su cara se salía ya de los términos de la estética, y era verdaderamente una cara ilícita, esto es, que quedaba debajo del fuero del Poder Judicial. Debía, por consiguiente, recaer sobre ella la prohibición de mostrarse en público.”

Benito Pérez Galdós, El Doctor Centeno , 1884.

lunes, 9 de noviembre de 2009

Lo mismo me llaman Carmen, que Lolilla que Pilar

I'm not Holly! I'm not Lula Mae either. I don't know who I am. I'm like Cat here. We're a couple of no-name slobs. We belong to nobody, and nobody belongs to us. We don't even belong to each other.



Esta es una de mis frases favoritas de Breakfast at Tiffany’s. Mi queridísima Holly se deshace por completo del personaje que de sí misma se ha construido y ya no se reconoce en la persona que realmente era. No tiene nombre, ni identidad. Nadie puede reconocerla y por eso nada pude pertencerle ni pertenecer a nadie.





Me confieso, querido lector: “Hoy soy Holly”.


Todos jugamos con ese doble papel en nuestra vida. El personaje, la cara pública, la imagen positiva y negativa que nosotros mismos ponemos en el aparador y que varía en función de nuestro consumidor en potencia y ese otro “yo”, fiel reflejo del ser que se ha construido a través de otros “yo” (familia, cultura, sociedad, amigos, enemigos, superiores e inferiores, personajes ficcionales –sean nuestros iguales o recreaciones dibujadas por un visionario-) en los que nos reconocemos o queremos reconocernos. Ese juego del doble, de la construcción y reconstrucción constante de nosotros mismos, que a su vez genera un sinfín de clones cuya esencia está en el fondo, no sé muy bien de qué, crea la mayor de las esquizofrenias sociales. La construcción de todas estas identidades nos lleva a ver frente al espejo, no el reflejo de nosotros mismos, sino auténticos desconocidos que nos atraen unas veces, y detestamos otras. Pero a fin de cuentas, todos son nuestros “yo”.

Durante la vida vamos redescubriéndonos y reencontrándonos con esos “yo” que en algún tiempo fuimos y desde el presente, miramos con nostalgia y cierta fascinación idealizada (muchas veces simplemente desencanto) lo que fuimos, aunque seamos incapaces de volver a serlos. Otras, te miras a ti mismo aquí y ahora, a pesar de que ambos deícticos pierdan su valor justo en el momento en que acabas de pronunciarlos, y te proyectas en el futuro creando la imagen de ti mismo que desde los ojos del hoy te gustaría para el mañana. Cuando ese mañana llega a ser un hoy, esa proyección de ti mismo ya no tiene nada que ver contigo, porque lo interesante no ha sido el resultado, lo verdaderamente apasionante ha sido el camino recorrido y las reformulaciones que has experimentado desde tu autoideal. Renovarse o morir… morir para renovarse.





Cuanto más reproduzco en mi cabeza esa declaración de intenciones, más Holly me siento y de nuevo surge la clonación material. Otra yo mira el mundo con ojos insaciables y ambiciosos y no con la definición frívola y negativa que a los ojos del mundo se da a ambos términos. Esa nueva yo que nace a través de Holly, de Emma Bovary, de Isidora Rufete, de Scarlatta O’hara, de Ana Ozores, de Rosalía de Pipaón, vuelve hacerme sentir como ese puro a medio apagar en que tan duramente se ve reflejada la heroína de Clarín. A pesar de todo y como si el mundo fuera una copa del mejor vino, me apetece beberla despacio, sorbo a sorbo, saboreando a cada contacto con el vino los matices, viendo en cada reflejo la variedad de tonos, oliendo el pasado en cada golpe de ola rojiza y deseando que la copa vuelva a llenarse para empezar de nuevo. Lástima que no siempre esa copa de vino nos parezca tan apetecible y llevados por el ritmo monótono y acelerado del hoy, acabemos engullendo de un único trago el elixir de la vida que nos llevaría a un mañana distinto. Quizá es cuestión de crear otro yo, pero esta vez asegurándonos de que es un auténtico enólogo. Hasta entonces seguiremos buscándonos sin descanso. Hoy somos Holly, quién sabe quién seremos mañana.

domingo, 18 de octubre de 2009

In vino veritas

El pasado jueves 15 de octubre aparecía en los medios la noticia de que la Generalitat prohíbe las barras libres, happy hours y cualquier oferta etílica que los locales catalanes pudieran ofrecer (http://www.elpais.com/articulo/cataluna/Generalitat/prohibe/ofertas/barra/libre/happy/hours/elpepiespcat/20091015elpcat_8/Tes).
Abogando por la defensa de la salud pública, se toma la decisión de retirar del mercado una serie de medidas mercantiles que no sólo solucionaban los problemas de los dueños del local, sino que facilitaban el consumo de alcohol al ciudadano de a pie, teniendo en cuenta que los precios oscilan entre 6 y 15€ euros, dependiendo del lugar.
Si ahora la juventud catalana saliera a la calle, cosa que no dudo acabe produciéndose, y alegáramos unos precios más justos en comparación al resto del Estado o al menos, la posibilidad de continuar disfrutando de ciertas ofertas, estoy segura de que el titular de la noticia nos acusaría de actuar únicamente cuando lo que se pone en juego es este tipo de cosas y no otras de mayor calado (aspecto que, hasta cierto punto, sería verdad). Sobre lo que no se reflexionaría sería sobre el hecho de que nuestros sueldos se equiparan al resto de becarios del estado y de trabajadores del país, pero que los precios de nuestro ocio, donde no nos engañemos, nuestra sociedad nos ha enseñado día tras día que el alcohol es una parte importante, no es equiparable. Tampoco se va a reflexionar sobre el hecho de que bares y locales van a ver mermados sus ingresos por el hecho de tener que hacer frente a una crisis que se intenta arreglar con medidas “tirita” cuando en realidad la herida necesita puntos de sutura. Evidentemente, tampoco se va a tener en cuenta que la mayoría de la gente que sale cada fin de semana como se ha hecho toda la vida acaba cada sábado en un hospital, provocando peleas o accidentes o cualquier otra cosa que se pueda utilizarse para justificar estas medidas. ¿O es que nosotros como ciudadanos debemos desconfiar de las constantes reuniones, encuentros y demás eventos políticos donde el alcohol es más protagonistas que las improductivas decisiones y leyes que acaban saliendo de ellas? ¿O quizá para ser modelo a seguir deberían reducir su consumo a una única copa de vino, que nosotros les regalamos con nuestros impuestos, en esas fructíferas reuniones?
Quizá lo que estén promulgando es el alquiler de locales para fiestas privadas donde el alcohol sea de mayor calidad, no garrafón, donde puedas consumir el triple a mitad de precio y donde los bares acaben viéndose obligados a bajar los precios de sus bebidas para compensar las pérdidas que esta nueva ley pueda provocar en sus negocios. Me surgen muchas dudas al respecto. ¿Cómo celebraremos el fin de año? ¿Pagaremos 40€ por una sola consumición? ¿Se declarará zona desértica Catalunya el día 31? ¿Acabaremos robando el vino en la misa del gallo? ¿Se prohibirá la venta de Don Simón por los bajos precios y la incitación al alcohol? ¿Qué será del Sandevid, se le considerará cubata y lo venderán a 15€ sin posibilidad de 2x1 en las ofertas de Carrefour? Ay! Dios, y que no se tomen las mismas medidas de exigencia y reflexión para ocupar puestos de responsabilidad…


Peter Brookes, The Times

No quiero que se vea en estas palabras una apología del consumo irresponsable del alcohol, sino una reflexión ironizada más allá de la que medios y comunicación y gobierno catalán están haciendo sobre el consumo etílico en este territorio. La irresponsabilidad campa por nuestra sociedad como Pedro por su casa y no sólo en el consumo del alcohol, sino en la dirección del Estado, de las Instituciones Públicas, en las decisiones y leyes de Educación y Sanidad, en las medidas gubernamentales que nos afectan a todos, hasta la actuación individual de los ciudadanos que tomando como estandarte la democracia y la libertad de expresión actúan a sus anchas. Pero para eso no se toman medidas ni se plantean leyes reguladoras. Una vez más la hipocresía y la manipulación mediática vuelven a decidir afectando a los mismos.
Ahora vamos a los locales catalanes y no podemos consumir alcohol ni fumar. Ya veo a la gente joven en misa para degustar algo de alcohol gratis. Espero que dentro de unos días no encuentre ninguna ley en la que se prohíba la libre asociación, el derecho a reunirse públicamente o hablar en la lengua y sobre los temas que nos plazca. Sobre todo, lo digo, porque eso sin alcohol, será muy difícil digerir.

jueves, 8 de octubre de 2009

“Ya que no podemos cambiar de país, cambiemos de tema” (Joyce)

A continuación reproduzco un pequeño texto que escribí durante mi viaje a Irlanda. Era de noche.

“Esta entrada surge de las 3.30h que separan Galway de Dublín (veo que las comunicaciones funcionan igual de bien en todos los países). Tras pasar un día entre lágrimas celestiales y terrenales pies mojados, me dispongo a volver a un hostal/albergue con moqueta humanamente perfumada y posteriormente acuática (es lo que tienen los ingleses mucho agua, “tarima flotante” lo llaman. Me han dicho que era un escape, yo creo que es justicia divina). A pesar de todo, vuelvo con nostalgia, como si algo de este país de borrachos ricos (pintas a 8 euros) y pasados por agua me hubiera conquistado. Vuelvo con la sensación de que entre él y yo volverá a surgir la chispa. No descarto la posibilidad de que una tesina aún por defender y un congreso aún por conquistar que me esperan en casa sean las causantes de tanto idealismo, pero eso, querido lector, empañaría aún más si cabe que la lluvia que me acompaña, un viaje inesperado y posiblemente por eso, con mucho encanto. Cuerpos y más cuerpos, como diría mi querida hermana del alma, que caminan absortos por pueblos perdidos en los mapas. Cuerpos artificiales que acompañados de los inseparables chubasqueros (sí, tuve que ceder) y paraguas recorren sendas eternamente pisadas sin más interés que quedar bien en las fotos (pero como bien dice el dicho, “aunque la mona se vista de seda…”). Otros cuerpos donde las nieves del invierno ya han llegado, acuden en manada a toda excursión que sus pensiones y la libertad de unos nietos carcelarios les han permitido. Entre tanto ésta que escribe, mira por la ventana mientras su compañera de viaje duerme y acompañada de la poesía musicada del gran Ismael Serrano sonríe al ver en una inmensidad verde pintada con centenares de tonos y matices distintos, unas ovejas blancas mirando con cara desafiante a un autobús que osa civilizar una naturaleza que ellas conquistaron antes. Mi otro compañero inseparable, mi querido Galdós, reposa en mi regazo a la espera de algo de luz que vuelva a trasladarme a la alcoba de los “delfines”. Hoy la vida no esta en otra parte como tantas veces he pensado este año. Estos días la vida ha corrido de mi mano entre flores, acantilados, castillos y casas del siglo XIX. A veces, contemplando un simple paisaje, todo puede cobrar sentido, aunque sólo sea por un instante.”





Mis compañeros de viaje, Galdós e Ismael Serrano. Nadie mejor que ellos para compartir unos días llenos de tiempo. Sí de tiempo, a veces te da la sensación de que nunca hay tiempo para nada, pero de pronto en Irlanda lo encontré después de pasarme el último año corriendo contra él.
La fórmula mágica tiene como ingredientes: naturaleza, silencio, historia, literatura y tranquilidad. Una se siente demasiado pequeña rodeada de un mundo verde que llega a ahogarte de belleza. Guardo muchos buenos momentos, pero los mejores son los que viví en soledad.
En este último año, me he dado cuenta de que anhelo y valoro mucho más la soledad de lo que antes la temía. Irlanda me ha permitido disfrutar de ese silencio que nunca llega a ser mudo y que agudiza los sentidos. Ése que de vez en cuando en mitad de la rutina diaria esperas encontrar durante la noche, en la soledad de tu casa con la única compañía de un libro. Y allí estaba yo, subida en un autobús rodeada de desconocidos sin poder apartar durante el día la mirada del ventanal y a lo largo de la noche la mano de una larguísima pinta que te devolvía al mundanal ruido con sus 8 euros correspondientes. Nada me ha dejado indiferente y he vuelto con la sensación de que aún me queda mucho por descubrir, a pesar de que recorrí buena parte del sur y visité con interés cada rincón de Dublín. Volveremos a vernos, no me cabe duda.

viernes, 2 de octubre de 2009

Y volver, volver, volver...

Decir que tenía abandonado este pequeño rincón de mí misma, sería demasiado obvio teniendo en cuenta el tiempo que hace que no le dedico unos minutos y unas líneas. Sin ánimo de excusarme, soy muy consciente de mi culpabilidad en este asunto, lo cierto es que ciertas cadenas académicas han impedido que cogiera la pluma -aunque sea en forma de teclado y mouse- y me pusiera manos a la obra. Tras la liberación en forma de parto tesinal de mis obligaciones, vino la carrera burocrática para llegar a tiempo a la batalla gubernativa que intento librar, con la única esperanza de alcanzar mi victoria en forma de beca predoctoral. Puesto a todos en contexto, creo que ha llegado la hora de recuperar el tiempo perdido y entregarme, aunque sólo sea por unos minutos, a recomponer este pedacito de mi yo virtual. El problema es que después de tanto tiempo, creo que el silencio se ha hecho demasiado fuerte. El silencio que tanto nos incomoda unas veces, y tanto deseamos imponer otras.
Creo que lo más apropiado es dedicar unas líneas a todo aquello que ha ocupado mi vida y que hubiera sido digno de mención a lo largo de esta ausencia. Además de artículos, libros, durantes y mediantes, congresos, ha habido mucho de alternativo, friquismo y algo de turismo al más puro estilo jubilado al que le dedicaré una entrada independiente.
Me temo que será difícil situar la memorable y grandísima fiesta decimonónica en casa de un ángel argentino con aire exótico y aficionada a recoger las copas que en la Merçé la gente abandona desconsiderada por el embellecimiento del mundo que le han proporcionado. Una noche de lujo, apariencia, maquillaje, altanería y lo más importante y decoroso, dosis de absenta y rigurosos litros etílicos. Cuerpos artificiales y decadentes (mucho más a la mañana siguiente). Así como también será imposible situar un cumpleaños lleno de cosmopolitans y cerveza, primos de cumpleañeras y amigos que se duermen a la espera de una cena y que aún siguen dándonos temas de qué hablar.
Tampoco es fácil situar las despedidas. Los macumbos llegaron arrasaron y nos dejaron a nuestra suerte… será justicia divina o ¿se han vengado de nosotros por todo lo que les hicimos hace algo más de 500 años? Sea o no venganza, ha merecido la pena. No todo el mundo es capaz de cantar Pimpinela y Xuxa y provocar un recuerdo nostálgico. Sin duda, una raza superior imposible de olvidar. Grandes noches, interesantes charlas y muchísima complicidad, mezcla explosiva siempre condimentada con unos toques baquianos y un poco de humo. Ideal becarios y doctorandos. Abstenerse parejas.

La conclusión de todo este tiempo es que mi mundo se divide en dos. La vida diurna llena de todo lo que toma sentido gracias a las vidas nocturnas (puestas en plural a conciencia) repletas de todo y de nada pero que logran hacer del mundo un sitio mejor, al menos mientras lo solucionas con un par de cañas, unos cigarros y unos amigos con los que las risas no cesan a pesar de que se trate el futuro, el amor, el destino y la literatura. Desde luego, sin esto último, la literatura, ambas vidas no tendrían mucho sentido.